La tasa interanual del IPC ha sido el 2,7%, cinco décimas superior a la registrada el mes anterior, con lo que se convierte en el índice más alto desde febrero de 2017, en circunstancias radicalmente distintas a las actuales.
Los grupos de productos que más han afectado al crecimiento del IPC han sido el transporte que ha aumentado dos puntos (hasta el 9,4%) como consecuencia de la subida de los precios de los carburantes y lubricantes para el transporte personal; ocio y cultura, que ha aumentado su variación casi un punto y medio; alimentos y bebidas no alcohólicas, que registra una variación del 0,8%, cinco décimas por encima de la de abril, y vivienda, con una tasa del 10,4%, cuatro décimas superior a la del mes anterior, causada por el incremento del precio del gasóleo para calefacción, frente al descenso registrado en mayo de 2020.
Este importante aumento del IPC contrasta con el moderado crecimiento del subyacente (0,2%) siempre menos volátil, pero se asemeja al armonizado (2,4%) que se utiliza como comparativo con los países de la zona euro.
Las previsiones de evolución para 2021 son que se produzca incluso algún repunte en los próximos meses para finalizar el año en un porcentaje próximo al 2% que, en definitiva, será lo que influya para la variación salarial de 2022 que se discuta en la negociación colectiva.